Autismo y Neuroinflamación: papel plausible de la inflamación materna, Omega-3 dietético y microbiota (Parte II)

Factores de riesgo para la neuroinflamación y Autismo

Escrito por el Dr. Samuel Santokh

1. Infección materna durante el embarazo

EL planteamiento es que la activación inmunológica materna afecta irremediablemente al cerebro en desarrollo. Los estudios epidemiológicos manifiestan una alta correlación entre infecciones maternas (virales, bacterianas y parasitarias) y el desarrollo de TEA. Hay que tener en cuenta la ventana temporal de la infección, así como la magnitud de la inflamación. Una explicación puede ser la producción de citoquinas en el cerebro fetal (que pueden afectar a su desarrollo normal) en respuesta a la reacción inflamatoria materna. También se han observado cambios epigenéticos después de la activación inmunitaria materna en los cerebros de los descendientes, incluidas anomalías en la acetilación de histonas en genes que se sabe están involucrados en el desarrollo neurológico o la hipometilación de genes relacionados con TEA. Esto sugiere que las epimutaciones en los genes inmunológicos o no inmunológicos y los insultos inflamatorios ambientales son clave en el TEA.

2. Microbiota intestinal

La microbiota intestinal y sus metabolitos (SCFA, vitaminas y péptidos antimicrobianos) participan en la fisiología del cuerpo, incluido el cerebro y la disbiosis participa en numerosas patologías, incluidos los trastornos del desarrollo neurológico. Entre las vías a través de las cuales la microbiota intestinal influye en las funciones cerebrales, el sistema inmunológico es particularmente relevante para la neuroinflamación y el TEA.

Está reconocido que las interacciones intestino-cerebrales desempeñan un papel importante en el desarrollo neurológico y en la regulación del comportamiento: los sujetos con TEA a menudo sufren de trastornos gastrointestinales (dolor abdominal crónico, alteraciones en los hábitos intestinales). A menudo, estos síntomas no se tratan y pueden dar lugar a alteraciones del comportamiento. La microflora gastrointestinal está alterada presentando grandes cantidades de las especies de Clostridia, que afectan las funciones de los neurotransmisores y pueden dar lugar a cambios en el neurocomportamiento. El estrés también puede desempeñar un papel en el aumento de la permeabilidad intestinal haciendo que las moléculas inmunológicas o los productos de diversas poblaciones microbianas puedan ir a la circulación sanguínea y afectar el cerebro.

3. PUFA n-3 dietéticos

Los lípidos son fundamentales en los procesos neuronales y la modulación inmunológica implicados en el TEA. En particular, los PUFA se requieren para el desarrollo y la maduración del cerebro. Han de ser proporcionados por la dieta y las deficiencias o desequilibrios en estos nutrientes, afectan fuertemente la función cerebral, no solo durante el desarrollo, sino también durante la vida y especialmente durante los períodos de neuroinflamación. La homeostasis PUFA n-3 puede alterarse en el TEA, por un desequilibrio nutricional. Algunos estudios muestran perfiles de fosfolípidos y ácidos grasos alterados en pacientes con TEA. Los tratamientos de suplementación con DHA y EPA en niños con autismo llevaron a una mejoría de los síntomas, especialmente la estereotipia y la hiperactividad. La suplementación dietética con PUFA n-3, ha dado muy buenos resultados en algunos estudios, además, en estas intervenciones es importante tener en cuenta el estado inflamatorio y / o la composición de la microbiota.

En modelos animales se vio que el déficit dietético de PUFA n-3 lleva a una disminución de los niveles de serotonina en la corteza prefrontal (similar a los niños con TEA) y que hay profundas alteraciones en la neurotransmisión Gabanérgica, dopaminérgica y colinérgica, así como problemas en las interacciones sociales, aumento de la ansiedad, entre otras cosas. Por el contrario, los suplementos de PUFA n-3 rescatan no solo defectos sociales, sino también problemas de memoria y algunos desequilibrios neurobiológicos y la suplementación con DHA mejora las interacciones sociales, disminuye las conductas repetitivas y normaliza los niveles de IL-6 después de un desafío inmunitario. Así que los PUFA de cadena larga, especialmente los de la serie n- 3, son candidatos interesantes en estrategias curativas debido a su capacidad para contrarrestar algunos síntomas de TEA y mejorar la inflamación. Además, han demostrado su capacidad para modular la disbiosis de la microbiota en el TEA. El uso de suplementos de PUFA n-3, especialmente durante el embarazo y la lactancia, podría ayudar a prevenir el TEA en niños en riesgo.

Algunas conclusiones:

La patogenia del TEA está relacionada con la inflamación provocada por la activación inmunológica materna en el cerebro en desarrollo del bebé, potencialmente en asociación con disbiosis durante el embarazo y/o la infancia. La disfunción de estos componentes durante el desarrollo temprano conduce a una malformación cerebral y alteraciones que pueden imprimirse hasta la edad adulta. Por tanto, tener claro el eje cerebro-microbiota es fundamental para encontrar estrategias más eficaces para prevenir o tratar el TEA. En particular, las intervenciones nutricionales, especialmente aquellas que aprovechan las propiedades antiinflamatorias de los PUFA n-3, son candidatos prometedores, ya que potencialmente modularían tanto los componentes neuroinflamatorios como la disbiosis de la microbiota en el TEA, aunque se necesitan más estudios para descifrar estos mecanismos subyacentes al efecto beneficioso de estas dietas en el TEA.

1. Madore, C., Leyrolle, Q., Lacabanne, C., Benmamar-Badel, A., Joffre, C., Nadjar, A., & Layé, S. (2016). Neuroinflammation in Autism: Plausible Role of Maternal Inflammation, Dietary Omega 3, and Microbiota. Neural Plasticity2016, 1–15. https://doi.org/10.1155/2016/3597209

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