Ejercicio Físico, movimiento y control de la inflamación

Para todo es conocido como el ejercicio físico es uno de los factores más importantes para mejorar la calidad de vida, pero es algo que es dificil de conseguir para pacientes con patologías crónicas y movilidad reducida. Muchos de los estudios se centran o  en ejercicios de alta intensidad o a largo plazo que causan estrés metabólico o adaptación fisiológica, respectivamente. En un estudio publicado este año (2018) titulado «Exercise activates vagal induction of dopamine and attenuates systemic inflammation» (1), nos muestras cómo la natación de intensidad moderada afecta la inflamación sistémica  durante una la endotoxemia.

La inflamación es fundamental para combatir las infecciones, pero al mismo tiempo es un desafío clínico importante en la medicina moderna que contribuye a múltiples enfermedades, incluida la sepsis. Aunque la sepsis normalmente se origina por una infección, la sepsis grave sigue siendo un desafío clínico importante en la medicina moderna, ya que mata a más de 250,000 estadounidenses. Existe un conjunto de citoquinas inflamatorias,  como el Factor de Necrosis Tumoral (TNF) el cual es un factor crítico que regula las respuestas inmunológicas innatas a la infección o trauma. Sin embargo, la producción excesiva de TNF se vuelve más peligrosa que la infección original y causa inflamación sistémica, shock cardiovascular y falla múltiple de órganos letales en la sepsis.

El entrenamiento regular a largo plazo parece regular el sistema inmunológico al inducir mecanismos adaptativos metabólicos y epigenéticos. El ejercicio regular reduce la masa de grasa visceral y, por lo tanto, previene los trastornos asociados con la obesidad. Por lo tanto, el entrenamiento a largo plazo también puede prevenir la inflamación al disminuir la producción de adipocinas, los factores inflamatorios producidos por los adipocitos y el tejido graso. Del mismo modo, el entrenamiento regular también induce modificaciones epigenéticas adaptativas en los tejidos pertenecientes al sistema inmunológico y no inmunológico reduciendo la producción de factores inflamatorios en monocitos, macrófagos  y músculo esquelético

El TNF no solo se produce durante las infecciones, sino que también desempeña un papel fundamental en varios trastornos inflamatorios crónicos, presente tambien en Artritis reumatoide y en patología cardiovascular. Además del TNF, estos procesos inflamatorios se caracterizan por la producción de otros factores inflamatorios como la interleucina 6 y el interferón que contribuyen a la inflamación sistémica ya sea en una infección o en un proceso inflamatorio crónico.

Los resultados de este estudio  mostraron como  la natación de una hora previno la hipopotasemia, la hipocalcemia, los niveles séricos atenuados de citoquinas inflamatorias, el aumento de las citoquinas antiinflamatorias, pero no afectó ni a la IL6 ni a la glucemia antes o después de la exposición endotóxica. El ejercicio atenuó los niveles séricos de TNF al inhibir su producción en el bazo a través de un mecanismo mediado por el nervio vago subdiafragmático pero independiente del nervio esplénico. El ejercicio incrementó los niveles séricos de dopamina y la suprarrenalectomía evitó el potencial del ejercicio para inducir dopamina y atenuar los niveles séricos de TNF.

Tambien se vio como un agonista dopaminérgico tipo 1,  inhibió la producción de TNF en esplenocitos. Por el contrario, el antagonista dopaminérgico tipo 1,  control de ejercicio atenuado de los niveles séricos de TNF. Con esto lo que se demuestra que la inducción vagal de dopamina puede contribuir al potencial antiinflamatorio del ejercicio físico.

Fuente:

  1. G. Shimojo, B. Joseph, R. Shah, F. M. Consolim-Colombo, K. D. Angelis y L. Ulloa, “Exercise activates vagal induction of dopamine and attenuates systemic inflammation”, Brain, Behavior, and Immunity, oct. de 2018. doi: 10.1016/j.bbi.2018.10.005

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